🇻🇪 El alma de Venezuela no se rinde

Esta semana: de la Doctrina Machado al silencio forzado de los periodistas

En tiempos en que todo parece contaminarse de cinismo, donde incluso la palabra libertad corre el riesgo de volverse consigna vacía, hay días que actúan como brújulas morales. El 5 de julio es uno de ellos. No como simple fecha patria, sino como una invocación radical: recordar de dónde venimos para no claudicar ante lo que aún nos falta conquistar.

Este año, nos reunimos en el Parque del Oeste de Madrid, frente a la estatua ecuestre del Libertador, para reafirmar ese compromiso. No como ceremonia nostálgica, sino como acto de resistencia. Porque hoy, mientras la tiranía recicla viejos cuentos de invasión para distraer del saqueo en marcha, nosotros decidimos conmemorar la rebeldía que nos abrió el futuro como nación.

Comemoración del 5 de julio frente a la estatua ecuestre del Libertador en Madrid

Lo dije esta semana, durante mi intervención en el Foro Atlántico organizado por la Fundación Internacional para la Libertad, creada por Mario Vargas Llosa: somos un país pobrísimo porque nos robaron la democracia y la riqueza. Pero también porque nos impusieron el olvido. Porque nos quisieron convencer de que lo normal era la sumisión, la escasez, el miedo. Frente a eso, yo elijo la memoria. Y la memoria no solo señala lo que perdimos; también ilumina lo que podemos recuperar.

En mi nuevo libro Venezuela: Política y Ambiente, quise dialogar con la obra visionaria de Rómulo Betancourt, pero desde el punto ciego que su generación no pudo imaginar: la conversión de nuestro país en un narcoestado subordinado a mafias transnacionales y alianzas geopolíticas sin escrúpulos. No estamos bajo un régimen simplemente autoritario, sino ante una corporación criminal que ha hecho de Venezuela una pieza clave en el tablero del caos.

Presentación de mi libro durante el Foto Atlántico en Madrid

Mientras Diosdado Cabello vuelve con sus peroratas sobre conspiraciones imperiales, en el territorio nacional florecen fábricas de municiones Kalashnikov con asistencia rusa, drones para el eje iraní, pasaportes para terroristas, y rutas para carteles que operan desde enclaves protegidos por los mismos que se golpean el pecho hablando de soberanía. No es solo una traición. Es una ocupación consentida.

Pero hay otra Venezuela. Una que no se ve en las cadenas oficiales, pero que resiste desde las redacciones, los quirófanos, los laboratorios, los centros de datos, los consulados y los refugios. Una Venezuela dispersa, sí, pero no perdida. Porque lo repito con convicción: nuestra verdadera riqueza no está en el subsuelo, sino en nuestra gente. Y ese talento será el motor de la reconstrucción.

El 5 de julio nos recuerda que las repúblicas no se heredan: se construyen. Que la libertad no se agradece: se defiende. Y que la dignidad no se negocia.

Por eso, mientras otros reparten contratos, nosotros sembramos convicciones. Mientras otros se escudan en la propaganda, nosotros persistimos en la verdad.

El 5 de julio cruzó las controversias de La Cosiata y las felonías del poder. Fue llanto en Santa Marta, fue lanza en Carabobo, fue pluma en el Acta de Independencia. Y sigue siendo llama: la vimos arder en las primarias del 22 de octubre de 2023, cuando el pueblo se levantó con coraje; la sentimos viva el 28 de julio de 2024, cuando la voluntad de cambio venció la trampa. El 5 de julio está en cada preso político, en cada exiliado, en cada madre que resiste, en cada joven que no se resigna.

No es solo una fecha. Es el alma de Venezuela.

Y es también mi compromiso: luchar, hasta el final, por un país libre, justo y digno.

⚡️ Una visión compartida: Venezuela como hub energético

Edmundo González Urrutia y Juan José Matarí

Edmundo González: “La idea que tenemos es convertir a Venezuela en el hub energético de América”

En una entrevista publicada esta semana por El Nacional, el presidente electo Edmundo González delineó una visión de país que converge con lo que venimos defendiendo desde el exilio y desde la palabra: que Venezuela tiene el potencial —y el deber— de transformar sus recursos en palanca de desarrollo y estabilidad hemisférica. Habla de transición energética, de reinstitucionalización, de integración productiva. Pero sobre todo, de recuperar el país para ponerlo al servicio de su gente, no de mafias ni potencias extranjeras.

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#HastaElFinal