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🇻🇪 Principios para un país libre: el Manifiesto en la hora decisiva
Principios, país y futuro: el Manifiesto de María Corina frente a la Paz Diabólica, los falsos diálogos y la historia quebrada de PDVSA.
🟦 EDITORIAL
La vida se asume así… incluso frente a la “paz diabólica”
Hay días en los que uno siente que la política se ha convertido en una maquinaria que tritura palabras nobles. Hablan de paz, de diálogo, de estabilidad, mientras la gente vive con miedo, los presos políticos envejecen entre rejas y el país que conocimos se deshace entre la crueldad de un gobierno que le hace la guerra al pueblo. En esos días, vuelvo a una idea que no aprendí en los libros, sino en la cárcel, en el exilio y en los pasillos donde se decide si uno se doblega o se mantiene en pie: la vida se asume con principios o se pierde en acomodos.
Así lo expreso en «La vida se asume así» , donde reflexiono sobre el significado personal de estos principios: la honestidad como frontera innegociable, la familia como ancla, la solidaridad como respuesta al dolor ajeno, el tiempo como recurso que no se malgasta en resentimientos, sino en causas que valgan la pena. No son palabras abstractas. Son decisiones concretas: decir que no cuando es más fácil ceder; sostener una denuncia cuando todos recomiendan “bajar el tono”; seguir hablando de Venezuela incluso cuando muchos quieren dar el tema por cerrado.
Desde esos valores juzgo lo que hoy intentan vender como “normalización” en Venezuela. Se habla de una paz precaria, de un país que “ya pasó la tormenta”, de un clima político más “controlado”. Pero cuando miramos de cerca lo que está ocurriendo, lo que aparece es una Paz Diabólica: un orden impuesto sobre el miedo, la persecución a inocentes, el castigo a las familias de los disidentes, el uso del aparato judicial y policial como herramienta de terror.
En estos días volvió a ponerse sobre la mesa un documento que, más allá de la coyuntura, dialoga con esa idea de principios que intento sostener: el Manifiesto a la Nación de María Corina Machado. Allí se plantea algo que en Venezuela parecía olvidado: que la dignidad del ser humano es la medida de toda política. El texto es una hoja de ruta que reivindica la libertad como derecho, no como concesión; que propone un futuro donde la justicia transicional enfrente los crímenes de estos años; que exige la despolitización de las fuerzas armadas; y que dibuja un país que vuelve a creer en la iniciativa privada, la innovación y la apertura al mundo. Más que un programa, es una declaración ética: un recordatorio de que la reconstrucción nacional empieza por reconocer que el ciudadano —su libertad, su creatividad, su derecho a no vivir con miedo— es lo más valioso que tiene Venezuela.
En «La Paz Diabólica de Maduro» pongo nombres a esa tragedia: una adolescente de 16 años detenida por ser hija y hermana de perseguidos; una médica de 65 años condenada a 30 años de cárcel por un mensaje de WhatsApp; jóvenes emprendedoras criminalizadas por imprimir franelas con mensajes críticos. No son excesos aislados. Son el método de un poder que ha convertido la vida cotidiana en un campo minado, donde opinar puede costar la libertad y hasta la salud. El uso de aplicaciones y sistemas de vigilancia digital completa el cuadro: un país donde el Estado se cuela en los teléfonos, en las redes y hasta en los grupos vecinales.
Frente a este escenario, se vuelve a poner sobre la mesa la palabra “diálogo”. La comunidad internacional, por cansancio o comodidad, repite recetas que ya conocemos: conversaciones sin condiciones claras, mesas que se anuncian con entusiasmo y terminan en frustración, fotos que se usan para legitimar a quienes han perfeccionado el arte de ganar tiempo mientras consolidan su control. Por eso dedico otro texto a revisar la historia reciente y lejana de esos procesos.

La “Paz Diabólica” de maduro no es sino crueldad
En «Los diálogos con dictadores», recorro experiencias muy distintas: Chile y Sudáfrica, donde la presión interna y externa, junto a una correlación de fuerzas adversa para el poder autoritario, permitieron una salida pactada hacia la democracia; y luego Cuba, Nicaragua, Corea del Norte o las negociaciones fallidas con las guerrillas colombianas, donde el “diálogo” fue un recurso para burlar a la opinión pública y prolongar la vida de grupos armados. Es una reflexión incómoda, pero necesaria: no todo lo que se llama diálogo es un camino a la libertad. Muchas veces es una coartada.
Mientras tanto, la estructura material del país exhibe las cicatrices de estos años de deriva autoritaria. Pocas historias condensan de manera tan clara esta destrucción como la de PDVSA. Lo que alguna vez fue un símbolo de excelencia técnica y de ambición nacional, hoy es una ruina moral, institucional y financiera. El estreno en Madrid del documental «PDVSA: De la esperanza al colapso» se mira como un retrato de la Venezuela que queda luego de años de dictadura cleptocrática.

“PDVSA, de la Esperanza al Colapso” es un documental demoledor para ver en perspectiva el desastre que nos ha significado la dictadura
En el texto «De la esperanza al colapso» recojo esa trayectoria: la empresa que aspiraba a producir 6 millones de barriles diarios, la era de la meritocracia y la expansión internacional, la compra de Citgo como pieza estratégica, y luego el punto de quiebre: el despido masivo de más de 20 mil trabajadores, el asalto político a la gerencia y la conversión de PDVSA en caja negra de un proyecto personalista y corrupto. Hoy, la amenaza de perder Citgo como resultado de decisiones irresponsables y deudas impagas muestra hasta qué punto se ha hipotecado el futuro del país.
Frente a esta combinación de paz aparente basada en el terror, diálogos vaciados de contenido y destrucción del principal activo nacional, la pregunta vuelve a ser personal antes que política: ¿cómo se asume la vida ante esta realidad?
La respuesta que intento sostener, en medio del exilio y la distancia física, es esta: con principios firmes, sin ceder a la tentación del cansancio, sin aceptar como “normal” lo que es inadmisible. Defender la dignidad de una adolescente encarcelada por ser hija de un disidente; denunciar las trampas de los diálogos diseñados para perpetuar a los mismos; proteger la memoria de una empresa como PDVSA para que no se pierda en el olvido. Todo eso forma parte de una misma tarea.
La vida se asume así: no justificando lo injustificable, no sellando con silencio aquello que sabemos que es inaceptable. Y la política, cuando se honra, no es otra cosa que la extensión de esos principios en la plaza pública.
📚 En profundidad
1. La vida se asume así: principios en tiempos de adversidad
Un texto íntimo y reflexivo donde comparto, en primera persona, las claves que han guiado mi vida: la honestidad, la familia, el aprendizaje constante, la solidaridad y la esperanza activa, incluso en prisión y en el exilio. No son máximas abstractas, sino una brújula para orientarse en medio del caos político y moral que vivimos.
2. El Manifiesto a la Nación: dignidad como punto de partida
El documento presentado por María Corina Machado plantea una ruptura con el modelo autoritario y una visión de país centrada en la dignidad humana, la libertad, el libre mercado, la justicia transicional y la reinserción internacional. Es una hoja de ruta ética y programática que coloca al ciudadano en el centro: “lo más valioso que tiene Venezuela”.
3. La paz diabólica de Maduro: el terror detrás de la fachada
Detenciones de menores de edad, condenas desproporcionadas por un mensaje en WhatsApp, emprendedoras criminalizadas por fabricar franelas críticas y un sistema de vigilancia digital que convierte al ciudadano en sospechoso permanente. Este artículo desnuda la “normalización” que se quiere imponer sobre una realidad de terror de Estado y violación sistemática de derechos humanos.
4. Diálogos con dictadores: lecciones de la historia reciente
Chile y Sudáfrica muestran que el diálogo puede abrir una transición cuando el poder autoritario está debilitado y la oposición está fuerte y respaldada. Cuba, Nicaragua, Corea del Norte y ciertos procesos de paz en Colombia enseñan lo contrario: tiranos y grupos armados que usan la negociación para ganar tiempo, burlar sanciones y perpetuarse. Una reflexión necesaria para entender por qué en Venezuela tantos “diálogos” han terminado oxigenando al poder que decían contener.
5. PDVSA: de la esperanza al colapso
A partir del documental estrenado en Madrid, este texto recorre la trayectoria de PDVSA: de orgullo nacional y empresa de referencia mundial, a símbolo del desmontaje deliberado de la meritocracia y del saqueo de la principal riqueza del país. Se revisa el quiebre de 2002–2003, la expulsión masiva de su talento humano, el uso partidista de la renta petrolera y el riesgo actual sobre Citgo. Una historia que advierte lo que ocurre cuando se subordina una empresa estratégica a un proyecto de poder personalista.

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Escribí esta novela para dar forma literaria a una historia inspirada en hechos reales: la fuga de dirigentes opositores perseguidos por Maduro, refugiados en una embajada y obligados a urdir una odisea de supervivencia y dignidad. Operación Guacamaya es ficción, sí, pero está atravesada por la memoria de un país que resiste, y por el eco de las voces de quienes han enfrentado la persecución.
Cada página recrea la tensión, el miedo y la esperanza de un pueblo que se niega a rendirse. Al mismo tiempo, es un espejo de la Venezuela que hemos vivido: la cárcel, el exilio, la clandestinidad, la resiliencia.
Esta novela es también un testimonio simbólico: pertenece a todos los venezolanos que han sufrido el destierro o la represión, y que aún así siguen creyendo que la libertad es posible.
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![]() El fentanilo, ese opioide que mata silenciosamente en Estados Unidos y Europa, es otra cara de la misma tragedia: redes criminales sostenidas por la corrupción y amparadas por gobiernos que se dicen revolucionarios. No es casual que el régimen venezolano sea hoy un punto de tránsito para esas sustancias. | ![]() Los 20 Puntos de María Corina Machado recogen, en sus propias palabras, la visión, las prioridades y el mapa de ruta de esta lucha: desde el propósito último de reconstruir una Venezuela libre y próspera, hasta la preparación para gobernar, la organización ciudadana, el uso de la clandestinidad y los retos por venir. |


