🇻🇪 Venezuela despojada, Venezuela en pie

✏️ Editorial

Más allá de las estadísticas y los discursos oficiales, hay heridas que, aunque ocultas, laten en cada aula vacía, en cada niño que abandona la escuela porque no hay maestros, ni libros, ni alimento. Ese rezago educativo es más que una falla de gestión: es un despojo del futuro, una condena anticipada a generaciones enteras que crecerán sin las herramientas para rehacer un país devastado. Allí, en esas pupilas que deberían brillar con curiosidad y hoy reflejan cansancio y carencia, se juega el destino de Venezuela.

Pero el presente también está secuestrado. La verdad ha quedado al descubierto: Maduro no gobierna una nación, sino que dirige un entramado narcoterrorista. Así lo certifican los expedientes de agencias internacionales como la DEA y Los Departamentos de Estado, de Justicia, de Defensa y del Tesoro de EE UU, al igual que La Fiscal Pam Bondi, que lo señalan como cabecilla de un cartel que trafica droga, financia guerrillas, ampara núcleos del terrorismo internacional y amenaza la seguridad hemisférica. No son conjeturas, son pruebas. Y ante ellas, ningún diálogo cosmético ni negociación en falso puede servir de coartada: sentarse a conversar con un cartel no es política, es complicidad.

Y si miramos hacia atrás, el despojo ha sido sistemático: la soberanía, bandera que agitan con cinismo los usurpadores del poder, fue la primera en ser traicionada. Se entregó a Cuba con petróleo y sumisión; se cedió territorio a la guerrilla; se permitió que mafias internacionales hicieran de Venezuela su guarida. Esa soberanía popular, que se expresó con contundencia en las urnas el 28 de julio de 2024, es la única que importa, y es la que hoy sigue siendo escamoteada al pueblo venezolano.

La verdad: Un futuro negado, un presente en manos del crimen y un pasado entregado—esa es la radiografía de la tragedia venezolana. Pero también es la razón por la que no hay rendición posible. Porque mientras haya niños sin escuela, ciudadanos despojados de su voto y una nación usada como plataforma del narcotráfico, la lucha no es una opción, es un deber.

Esta semana comparto tres reflexiones que abordan esas heridas abiertas: la educación como piedra angular de la reconstrucción, la verdad sobre el narcoestado que asfixia al país, y la soberanía que solo puede ser recuperada con libertad y democracia. Tres miradas distintas que confluyen en un mismo clamor: Venezuela merece renacer.

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✊ #HastaElFinal

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